La nominación a los premios Oscar del cortometraje “Bestia” (2021. Hugo Covarrubias) puso en el ojo público una vez más la Violencia Política Sexual ejerecida en contexto de prisión política y tortura durante la Dictadura de Augusto Pinochet. Más allá de los premios, en Chile existe un movimiento sostenido en el tiempo que se ha encargado de instalar el concepto de Violencia Política Sexual (VPS).
Actualmente hay dos organizaciones copartes de Fondo Alquimia que trabajan colectiva y cotidianamente para visibilizar la experiencia de miles de mujeres. El Colectivo de Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes es una organización emblemática en cuanto a visibilización de Derechos Humanos y de Violencia Política Sexual. Desde el inicio de la post-dictadura han desarrollado un activismo feminista que ha acuñado y definido el concepto de Violencia Política Sexual y lo han posicionado como un asunto aún en impunidad, denunciando que continúa vigente como forma de represión por parte del Estado, especialmente en contexto de movilización social como el Estallido iniciado el 18 de octubre del 2019. También lograron que el centro de detención y tortura conocido como Venda Sexy fuera declarado monumento histórico el 2016.
Durante septiembre del 2021 las compañeras del Colectivo de Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes junto a Memorias de Rebeldías Feministas publicaron el libro “La Violencia Política Sexual es terrorismo estatal: Aproximaciones desde la experiencia y la memoria contra la impunidad en Chile”. En él recorren la memoria e historia de quienes “han luchado, resistido, sobrevivido, denunciado y visibilizado la Violencia Política Sexual, en su despliegue en la realidad chilena” a través de dos capítulos que repasan la historia y lucha de su organización. Puedes encontrarlo para su libre descarga haciendo click aquí.
Por su parte, en marzo de este año, la Colectiva Urdiendo Memorias de Concepción lanzó su libro Mujeres. Memorias. Resistencias. Visibilizando la Violencia Política Sexual durante la dictadura cívico militar en Chile. “Era necesario dejar por escrito la experiencia vivida por mujeres en tiempo de Dictadura para que no quedara como algo que solo se contó. Tenía que rescatarse para que nunca más estuviéramos silenciadas. Hay muchas mujeres que nosotras conocemos que aún siguen en silencio y por eso quisimos dar este paso de lo privado, de lo íntimo a lo público”, explica Ester Hernández Cid, una de las compiladoras del libro y activista de la colectiva.
Para Ester y otras ex prisioneras políticas hablar abiertamente sobre VPS fue un camino difícil de recorrer. Admite que en un principio a todas les daba pudor y vergüenza relatar las vejaciones sexuales que vivieron y que, en ese sentido, entender que habían pasado por otra categoría de delito de lesa humanidad las ayudó a contar su historia. “Este tránsito empezó a 40 años del golpe y ocurre cuando las compañeras de Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes nos visitan en el marzo feminista del 2016 y Beatriz Bataszew nos explica que lo que vivimos era Violencia Política Sexual porque fue ejercida por agentes del estado que habían cometido una violencia que el concepto de tortura sexual no abarcaba completamente, porque dejaba fuera la importancia del género, es decir, que la violencia para las mujeres fue muy distinta a la que aplicaron a los hombres”, añade.
A propósito de esta publicación reciente de Urdiendo Memorias conversamos con Ester Hernández sobre el activismo feminista y la lucha intergeneracional para abordar e instalar la VPS en la memoria actual.
¿Cómo fue el proceso para reconstruir su propia memoria y plasmarla por escrito?
– En un principio éramos entre 10 y 12 ex prisioneras políticas y muchas se fueron porque el espacio era muy fuerte porque eran experiencias sin reparación. Cuando empezamos a trabajar en la reconstrucción de la memoria usamos la técnica de los talleres, a través de ellos íbamos conversando y haciendo el ejercicio de plasmar entre todas lo que nos había pasado y nos pasaba en el momento. Íbamos de lo actual al pasado y hacíamos los relatos dentro de los talleres en colectivo junto a jóvenes que nos ayudaron con el trabajo de la memoria doliente, o sea, no solo contar una historia, sino que también hacer parte a nuestras emociones. Fue muy sanador hablarlo entre nosotras porque casi nadie lo había hecho ni con sus familias, ni cercanos. Eso nos permitió hacer un entramado y escribirlo.
Cuando empezó la “reparación” en el PRAIS trataban de trabajar el tema pero sin hablarlo claramente. No se hablaba de Violencia Política Sexual, sino de «apremios ilegítimos». No darle el nombre es no reconocer un tema súper complejo para nosotras. Fue un camino que se hizo en dos años y que se logró gracias a la contención. Partíamos desayunando juntas y terminábamos tarde. Era harto peso, llorábamos entre todas, era muy emocionante y enriquecedor para nosotras.
Usted menciona que durante los talleres para reconstruir lo sucecido contaron con la participación de feministas jóvenes que las ayudaron en el proceso, ¿en qué sentido el trabajo con compañeras de distintas edades y generaciones ha significado un avance en la visibilización de la Violencia Política Sexual?
– Ha significado un avance porque ellas tienen una mirada feminista e interdisciplinaria mucho más amplia que la nuestra, sumado a la ternura que nos daban hicieron que este avance fuera mucho más fácil de lograr. Con ellas trabajamos desde lo colectivo. Nos daban propuestas y materiales, documentos, fotos para que todas estuviéramos incluidas. Lo más importante que hicieron por nosotras fue sacarnos de la victimización. Nos dijeron “ustedes tienen resistencia, fortaleza ¡Trabajemos eso! Vean el relato pero viendo la fortaleza que tuvieron en ese momento y que no se dieron cuenta” Fue fantástico porque ya no éramos mujeres que nos quedábamos en la pena sino que habíamos salido de alguna forma. Éramos mujeres poderosas.
Trabajar la memoria de la VPS es muy fuerte. Todo lo que hemos hecho ha sido desde el dolor pero desde ahí sale algo hermoso: la colectividad integeneracional, entablar una conexión con el público, tener instancias para decir que estamos aquí, que somos sobrevivientes de la Dictadura y que podemos seguir en este camino para que la memoria no quede olvidada.
Mujeres. Memorias. Resistencias. Visibilizando la Violencia Política Sexual durante la dictadura cívico militar en Chile escrito por las activistas de la Colectiva de mujeres ex prisioneras políticas Urdiendo Memorias de Concepción, es el tercer trabajo de visibilización de VPS de la organización, luego de un mural y una obra de teatro homónima. Fue publicado el pasado 10 de marzo y prontamente lanzarán una segunda edición disponible a la venta.